lunes, 18 de junio de 2007

EL CAMINO DE LAS TECNICAS

El camino de las técnicas, por Gichin Funakoshi
El tremendo poder defensivo y ofensivo del Karate-do es bien conocido. El Karate-do es un arte por medio del cual uno puede derrotar a sus enemigo con un solo ataque de puño o una patada, sin armas. El valor del arte depende de quien lo aplica. Si su aplicación es por un buena causa, el arte es de gran valor; pero si es mal utilizado, entonces no hay peor arte ni más dañino que el karate.

El uso indiscriminado del arte del karate causaría una gran preocupación pública y es cierto que no se pueden negar sus peligros potenciales. Sin embargo, sería lamentable que la práctica de este misterioso arte, el cual puede uno sentir con razón tan orgulloso si se usa con propiedad, fuera evitada simplemente por ser demasiado peligroso. El origen de esta preocupación está en su mayor parte basado en la mala interpretación que han hecho algunos instructores de carácter débil, quienes irreflexivamente han puesto todo el énfasis del entrenamiento en las técnicas, en vez de ponerlo en los aspectos espirituales del dô, y también la mala conducta y pobre actitud de algunos estudiantes que aprenden este arte únicamente como una técnica de lucha. Hay incluso casos extremos en los que los alumnos son animados a emplear el karate en reyertas. Admoniciones tales como , o , son realmente dañinas para la reputación del Karate-do. Sin embargo, tales palabras tan solo muestran la falta de sentido de aquellos que no saben absolutamente nada acerca del Karate-do. Adecuadamente concebido, enseñado y practicado en su verdadero espíritu, este arte no solo es la antítesis de la peligrosidad, sino que de hecho admite pocas comparaciones como arte marcial profundamente noble (budo).
Las drogas fuertes son peligrosas. El veneno temible. Sin embargo no hay una sola persona en el mundo médico que abogue por suprimir las drogas. El peligro de las drogas duras y los venenos depende de su uso, y aplicados correctamente pueden ser de gran utilidad. El Karate-do, usado impropiamente, es ciertamente peligroso y dañino. Pero por la misma razón de que es peligroso, el karate, también, si se aplica adecuadamente, puede dar resultados de gran valor. Cuando a un paciente se le receta una medicación poderosa, se le hace comprender su naturaleza y se le enseña su correcto uso. De la misma forma, a aquellos que aprenden Karate-do se les debe enseñar a comprenderlo desde el principio, e instruirles en su uso apropiado. La correcta comprensión del karate y de su uso es el Karate-do.
Una persona que se entrene conscientemente en este dô y realmente comprenda su esencia, jamás será empujado a pelear con facilidad. Un ataque o una sola patada determina la vida o al muerte. El karate es solo aplicado con motivo en esas raras ocasiones en que uno realmente debe vencer a otro o ser vencido por él. Esta situación se experimenta posiblemente una sola vez en la vida de una persona normal, y por tanto puede haber tan solo una ocasión para usar las técnicas de karate, o tal vez ninguna.
Siempre he dicho a mis alumnos, . Los estudiantes de cualquier arte, incluyendo ciertamente el Karate-do, no deben olvidar jamás el cultivo de la mente y el cuerpo. En Karate-do, el fin individual de cada uno no puede ser el mejoramiento de su salud, o el entrenamiento de su cuerpo para que funcione eficientemente. Puede desearse desarrollar la fuerza en los brazos, piernas o cuerpo, o conseguir serenidad y fortaleza espiritual.

Abiertamente, uno puede querer aprender karate para desarrollar una mayor humildad. Todos estos fines tienen que ver con el autodesarrollo. En contraste, en el momento en que uno emplea mal las técnicas, por ejemplo combatiendo de forma que cause lesiones a otro o a sí mismo, o atraiga el deshonor sobre él, anula cualquiera de los beneficios y méritos del Karate-do. Tal uso impropio, que es producto de una comprensión superficial, es de hecho una autoderrota.A través del hombre las técnicas se convierten en arte. Debo repetir seriamente: "No utilicéis erróneamente las técnicas de karate".
El verdadero karate, es decir, el Karate-do, se esfuerza internamente por entrenar la mente para desarrollar una clara consciencia que permita hacer frente al mundo con la verdad, mientras que externamente va desarrollando la fuerza física hasta poder vencer incluso a feroces animales salvajes. Mente y técnica deben ser uno en el verdadero karate.
Aquellos que siguen el Karate-do, deben considerar la cortesía como de básica importancia. Sin cortesía se pierde la esencia del Karate-do. La cortesía debe ser practicada, no solo durante el periodo de entrenamiento de karate, sino en todos los momentos de la vida diaria. El estudiante de karate debe hacerse humilde para recibir instrucción. Puede decirse que una persona presuntuosa o engreída no está preparada para seguir el Karate-do. El estudiante debe estar siempre consciente y receptivo a las críticas de los demás; debe ser constantemente introspectivo y reconocer de buena gana cualquier falta de conocimiento, en vez de pretender saber lo que no sabe.
Aquellos que siguen el Karate-do no deben abandonar jamás ni su pensamiento humilde ni sus buenos modales. Es el individuo de mente pequeña el que gusta jactarse tras haber conseguido desarrollar alguna pequeña habilidad, y los que con poco conocimiento se comportan como si fueran expertos, son en realidad pueriles. Es por causa de la gran cantidad de falsos artistas marciales que hay en el mundo, por lo que el público tiende a ignorar al artista marcial o a considerarlo salvaje. Por ello muchos practicantes serios de artes marciales se sienten avergonzados. Los estudiantes de Karate-do deberían tener siempre esto en mente.
Aquellos que siguen el Karate-do desarrollarán coraje y fortaleza. Estas cualidades no tienen nada que ver con acciones fuertes o con el desarrollo de técnicas poderosas en sí mismas. Se debe poner mayor énfasis en el desarrollo de la mente que en el de las técnicas. En el caso de una grave crisis pública, se ha de tener el coraje, si así lo requiere el bien de la justicia, de enfrentarse a un millón y un oponente. Para el estudiante de karate, la más vergonzosa característica es la indecisión.
Durante muchos años, he dedicado humildemente mi vida a la introducción al Karate-do a los demás. Durante el curso de todos estos años, he tomado contacto con sucesivas generaciones de entusiastas del karate. Afortunadamente, mis puntos de vista han sido comprendidos por ellos, y su profunda humildad y nobleza les han granjeado el apoyo incondicional de la gente. Creo que este buen resultado en un tesoro que hemos hallado juntos a través de nuestro mutuo esfuerzo en el karate.
En pocas palabras, entonces, aquellos que siguen el karate no deberían detenerse meramente en el perfeccionamiento de sus técnicas. Antes bien, espero que dediquen sus vidas a buscar el verdadero Karate-do. Porque la vida a través del Karate-do es la vida en sí misma, pública y privada.